Con motivo de la presente crisis económica, no han sido pocos quienes han anunciado el comienzo de tremendas calamidades. Sí, hemos tenido otras crisis antes, pero esta vez es diferente. Esta crisis no tiene comparación con ninguna otra ocurrida hasta la fecha, ni en sus causas ni en su profundidad. Es el fin del capitalismo profetizado tanto tiempo atrás, dicen algunos. No obstante, si uno se para a pensar, pronto se dará cuenta de que este tipo de afirmaciones son tan recurrentes como las propias crisis en las que se suceden. Así que cabe preguntarse, ¿es esta vez realmente diferente?
Carmen M. Reinhart y Kenneth S. Rogoff opinan que no. Su paper titulado "This time is different: a panoramic view of eight centuries of financial crisis" (2008) es de lectura obligada no sólo como antídoto al catastrofismo basado en la supuesta singularidad de esta crisis, sino también como una excelente visión de conjunto del desarrollo económico a través de las distintas crisis financieras que se han sucedido a lo largo del tiempo. Su novedad, al margen de la inclusión de China e India entre otras en este tipo de estudios, reside en cierta medida en sus conclusiones.
Carmen M. Reinhart y Kenneth S. Rogoff opinan que no. Su paper titulado "This time is different: a panoramic view of eight centuries of financial crisis" (2008) es de lectura obligada no sólo como antídoto al catastrofismo basado en la supuesta singularidad de esta crisis, sino también como una excelente visión de conjunto del desarrollo económico a través de las distintas crisis financieras que se han sucedido a lo largo del tiempo. Su novedad, al margen de la inclusión de China e India entre otras en este tipo de estudios, reside en cierta medida en sus conclusiones.
La primera conclusión a la que llegan ambos investigadores es que las crisis financieras suponen un fenómeno universal y recurrente en tanto una economía emergente emprende su transformación hacia una economía desarollada. A partir de ahí, las crisis financieras suponen, como hemos dicho, un suceso inherente al propio sistema económico. Obviamente, dependiendo del grado de complejidad (o estadío de desarrollo) y de la integración entre distintas regiones económicas, las crisis financieras que se suceden presentarán características cuantitativa y cualitativamente distintas, si bien la esencia del fenómeno es la misma en todas ellas. Este carácter recurrente muestra además ciclos bastante coincidentes para todas las naciones, hecho que puede apreciarse por la declaración sistemática de defaults en épocas concretas (las Guerras Napoleónicas y la Gran Depresión marcan dos hitos en este sentido, aunque qué naciones se ven afectadas y el porqué se aclara mejor más adelante). El caso de España es paradigmático, ya que encabeza la primera posición en número de defaults a nivel mundial, 13 en total, desde que declarase su primero en 1557. Hemos de tener en cuenta que, en términos relativos, España era una economía relativamente avanzada ya para esa fecha; incluso en términos absolutos, la economía española de entonces bien podría superar en muchos aspectos a la de algunas naciones contemporáneas en vías de desarrollo. Lo mismo puede decirse para el resto de países occidentales de aquella época, de los cuales destacamos también Inglaterra, que declaró el primer default documentado hasta la fecha en 1340.
Entonces, si las crisis financieras suponen un fenónemo recurrente desde hace siglos, ¿por qué se tiene la sensación, cada vez que sucede una, de que "esta vez es diferente"? Los autores concluyen que dado que estas crisis suceden con un lapso de tiempo de unos cuantos años entre ellas (a veces incluso décadas), la única causa posible es la propia impresión psicológica de los inversores y políticos ante estos sucesos. En cualquier caso, las medidas de actuación frente a estas crisis han evolucionado, y además de forma positiva. De hecho, los autores comprueban que el periodo de recuperación ha pasado, de media, de 6 a 3 años, debido probablemente al desarrollo tanto de la teoría macroeconómica como de los instrumentos económicos disponibles. Obviamente, siempre hay excepciones, pudiendo darse el caso de países que se han encontrado durante décadas en un default tácito o explícito (como es el caso de muchas economías en África y Latinoamérica en distintas épocas).
Otra importante contribución de los autores es su demostración de que, en todas las crisis, se confirma la emanación de éstas de los centros financieros hacia la periferia a través de shocks en los tipos de interés y del colapso de los precios de las commodities (Londres o Ámsterdam han jugado el papel de los EE.UU. en crisis precedentes, por ejemplo). Este hecho obviamente redunda en algo que hemos comentado más arriba, a saber: que el grado de interdependencia entre las economías (lo que algunos sintetizan bajo el término "globablización") influye tanto en la magnitud como la orientación de los efectos de la crisis financieras. A la luz de lo dicho, afirman los autores, la actual crisis financiera de las subprime difícilmente puede considerarse "diferente" de otras precedentes. Los instrumentos, los "autores" o las circunstancias pueden diferir, pero lo esencial se mantiene.
Por último, es interesante mencionar un estudio que los autores ofrecen sobre la evolución de la inflación en las economías analizadas. Los ciclos inflacionarios, lejos de suponer a su vez una novedad (ya que su aparición se suele considerar aparejada al nacimiento del dinero fiduciario) constituyen una tónica general en el desarrollo económico. Este hecho se sustenta en dos pruebas. La primera de ellas muestra cómo la tasa de inflación media (medida porcentualmente) para el conjunto de la economía mundial mantiene una volatilidad relativamente constante en todo el periodo analizado (1500-2000). La segunda muestra cómo, desde 1400 a 1850 la depreciación de la moneda (con la incidencia que este hecho tiene en el fenómeno inflacionario) tiene una evolución creciente para todo el periodo. Obviamente, la introducción del dinero-papel simplifica el proceso de reproducción monetaria descontrolada, sobre todo en épocas de crisis crediticia, pero no está de más resaltar que, en todo caso, puede considerarse más bien una continuidad en una tendencia ya asentada siglos atrás más que una novedad real. Una prueba más de que en contra de aquellos que siempre afirman que "esta vez es diferente", cuando en realidad, más nos valdría aprender de la historia para, si no cometer los mismos errores, al menos ser capaces de aprender de ellos.
P.D. Todas las imágenes que se muestran en esta entrada han sido extraidas del paper que le da contenido, Reinhart, Rogoff, "This time is different: a panoramic view of eight centuries of financial crisis" (2008), que podéis descargar al inicio de la misma (algo que recomiendo encarecidamente).
P.D.D. Sí, he vuelto tras unas largas vacaciones de verano (qué curioso que cuanto más tiempo se tiene menos se aproveche, en fin). Aunque se me presenta el año más duro de la carrera, a su vez el que me requiere mayor trabajo, tanto por las materias como por mi disposición probablemente tenga muchos más papers (y eso significa información interesante que contaros) al alcance de mi mano, al margen de otros materiales que un servidor libremente decida leer. Así pues, espero mantener la continuidad y, por supuesto, que el contenido de este blog siga siendo de vuestro interés, cuando no de vuestra grado. En ese sentido, como siempre, estoy a vuestra plena disposición.
7 comentarios:
Bienvenido de nuevo... y está bien eso de empezar el curso con ganas... todo lo contrario que me está pasando a mi (probablemente porque tengo mucho trabajo, lo cual es una suerte en los tiempos que corren...)
Gracias Ender ;) La verdad es que, como te digo, resulta irónico que uno se ponga las pilas precisamente cuando más carga de trabajo tiene. Qué le vamos a hacer, será que me gusta la presión.
He leído atentamente tu entrada sobre el trabajo de los profesores Carmen M. Reinhart y Kenneth S. Rogoff, el cual ya conocía. Felicitarte por conseguir con tu artículo la mayor difusión y accesibilidad de un artículo como este.
Ahora me toca hacer un poco de niño malo, jejejeje, por lo cual me gustaría conocer tu respuesta a la pregunta : ¿Cuál crees que es el origen de esta crisis?
Un saludo y bienvenido.
Bienvenido Alberto. Encantado de tenerte por aquí :)
¡Difícil pregunta la que me haces! Economistas con bastante más talento que yo (y como poco con un título de por medio, todo sea dicho) han tratado de responderla desde distintos enfoques analíticos. No creo que, más allá de una posible narración de los hechos que por todos es de sobra conocida, pudiera aportar algo relevante a este debate.
No obstante, desde una óptica institucional, me interesé en su momento por determinados instrumentos jurídicos que de una forma u otra contribuyeron o fomentaron el comportamiento de los agentes económicos que dio lugar a esta presente crisis. Lo elaboré en un trabajo (basándome sobre todo en las investigaciones de Enrique Piñel) y lo expuse de una forma más o menos resumida en una entrada de este blog. Te dejo el enlace: http://cuasieconomista.blogspot.com/2010/04/los-instrumentos-juridicos-de-la-crisis.html
Espero que te resulte interesante, aunque sé que no habré respondido ni por asomo tu pregunta. ¡Ya quisiera!
Un saludo, y bienvenido ;)
Esta crisis en España me temo que dure al menos 10 años o más dadas las circunstancias del paro,para otros paises como Alemania,Francia o Ingalterra durará mucho menos.Estamos muy endeudados y tenemos que pagar inteses cada vez mayores y la construcción habría que reconvertila en otro tipo de industria,¿Cuál?.No disponemos de fuentes de energía y las que apostamos por ellas nos salen muy caras.Esto parece un agujero negro.Gracias por tu buen artículo.Te invito a visitar mi blog:http:blogmiyares.blogspot.com
Como la pregunta evidentemente iba con mucha malicia, jejeje, voy a disculparme por ello. Yo voy a ser un poco más impulsivo y decir que la culpa de esta crisis, como de casi todas las crisis que ha sufrido el sistema financiero mundial es de los Bancos Centrales.
¿entramos en el debate? Un abrazo Ramón.
Alberto,
La acusación que haces es típicamente de corte austriaco. La cuestión no es tanto si los Bancos Centrales juegan algún tipo de papel o no en las crisis (de hecho, no hay cuestión al respecto, por supuesto que lo hacen) sino el ad hominem que los austriacos hacen respecto de ellos. Precisamente, el paper que da pie a esta entrada debería servir para mostrar que tanto los default, como los procesos inflacionarios, y en definitiva, las crisis económicas no son sucesos que se dan exclusivamente bajo la presencia o no de un Banco Central o de un sistema basado en dinero fiduciario de curso forzoso (una crítica que también suelen encabezar los austriacos).
En el enlace que te dejaba al respecto de una entrada anterior, en la que hablaba de algunos instrumentos financieros que se han encontrado en el trasfondo de esta crisis. En última instancia, las crisis económicas consisten en una descoordinación generalizada del sistema económico, en la que muy seguramente el sistema financiero actúa como correa de transmisión, no sólo a nivel local, sino también global.
Hablar de una casuística definida, en vez de en el fenómeno, me resulta hasta cierto punto futil, al igual que la pregunta: "¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?".
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